sábado, 23 de septiembre de 2017

VEXILOLOGIA I: El dos veces capturado estandarte del 2° de Línea, Chile. Por Patricio Greve Möller

Paño del estandarte del “Tacna” 2° de Línea, batiente derecha,
 donde se pueden apreciar los flecos dorados endentados de que
 está provisto; el título dorado del cuerpo en versalilla, la estrella
 central de plata, los parches de las batallas en que ha participado
 el cuerpo entre laureles u olivo, además de los impactos de balas
 recibidos en combate.  Son apreciables también los cinco lazos
 de amarre al asta (gentileza Museo Histórico Nacional).
                                              
  -Historia.


La historia del estandarte, remonta la fecha exacta de su fabricación, al segundo semestre del año de 1855, ya que recién aparece mencionado en la Memoria de Guerra del año 1856. Por consiguiente, el decreto de 1843 define su forma, dimensiones, color y composición para este cuerpo de línea del ejército de Chile.


Esta loable insignia siguió a su unidad en todas sus vicisitudes militares, incluso en la frontera de Arauco. Iniciada la guerra de 1879, el estandarte viajó hacia el norte siguiendo a su cuerpo. Tras el inicio de las operaciones militares terrestres, estandarte y abanderado avanzaron a los campos de batalla en el desierto nortino.

  Representación dramática de la defensa a muerte del 
estandarte del 2° de Línea en la batalla de Tarapacá, 
el 27 de noviembre de 1879
          (ilustración de Orompello, colección del autor).


Tras la batalla de San Francisco (Dolores) el 19 de noviembre de 1879, el 2° de Línea marchó hacia Tarapacá con las fuerzas de Arteaga. Detectando al enemigo en la quebrada, se programó el ataque en tres columnas. Le tocó al 2° de Línea la columna Ramírez, en el fondo de la quebrada. En el ataque de la mañana, el estandarte del 2° de Línea y su abanderado, Subteniente Telésforo Barahona Romero, son rodeados por el enemigo.


Oficialidad del 2° de Línea fotografiada por el estudio en campaña
 de Díaz y Spencer, en Antofagasta, 1879. Gran parte de ellos 
pagaron con su sangre la defensa de la enseña del cuerpo, 
que entre ellos se aprecia un poco a la izquierda del centro.
 (gentileza Museo Histórico y Militar).


El abanderado don Telésforo Barahona, sobre el cerro Redondo de la quebrada, cae atravesado por dos proyectiles, abrazado al estandarte. En ese momento, la escolta, compuesta de clases premiadas, rodea a su oficial y se bate serena y tranquila. El estandarte lo toma el Sargento 2° Francisco Aravena, quien corre la misma suerte; luego el Sargento 2° Timoteo Muñoz, quien lo defiende hasta morir y sucesivamente le siguen los Cabo 1° José Domingo Pérez y Bernardino Gutiérrez. Forman también parte de esta honrosa escolta los Sargento 2° Justo Urrutia y José María Castañeda; el Cabo 1° Ruperto Echáurren, además del soldado de cuarto premio, Juan Carvajal.

Al caer uno a uno, la insignia queda abandonada, porque sus defensores yacen muertos o moribundos a su lado. El batallón peruano “Guardias de Arequipa” llega hasta las filas del 2º de Línea arrancando como trofeo el estandarte, celebrando con alegres vivas la captura.

El soldado peruano Mariano Santos Mateos del batallón “Guardias de Arequipa”, que cogió y entregó el estandarte capturado a sus superiores, confesó que fue necesario abrir con la punta de su bayoneta la mano de su último defensor que lo empuñaba, ya muerto.



Acuarela del soldado peruano Mariano Santos Mateos,
perteneciente al batallón “Guardias de Arequipa”, 
quien capturó el estandarte del 2° de Línea en e
l campo de batalla de Tarapacá, por lo cual fue
 ascendido posteriormente (colección del autor).
La crónica boliviana indica que fue el soldado Pascual Mérida, de la localidad de Colcapirgua, departamento de Cochabamba, quien recogió la enseña y se la entregó al soldado peruano Mariano Santos Mateos. La enseña capturada fue llevada a Arica por las tropas aliadas en retirada, siendo posteriormente depositada en Tacna.

Tras la batalla de Tacna (26-05-1880), y la ocupación chilena de la ciudad, fue recuperada en la iglesia de San Ramón, merced a la sagacidad del Capitán de ingenieros don Enrique Munizaga y del capellán castrense don Ruperto Marchant Pereira. El General Baquedano promete al comandante del 2º de Línea, ponerle en posesión del estandarte del cuerpo perdido en Tarapacá.

El comandante escribió a Chile, solicitando la venia de algunas distinguidas personas para que apadrinaran la bendición de la preciada reliquia. Los padrinos designados fueron el General Manuel Baquedano y la señora doña Eulogia Echáurren viuda de Errázuriz, el señor Federico Varela y señora doña Juana Ross viuda de Edwards, el señor Benjamín Vicuña Mackenna y señora doña Victoria Subercaseaux de Vicuña Mackenna, el Coronel don Pedro Lagos y señora doña Juana Lagos de Lagos.

Como las personas residían en Chile y se encontraban imposibilitadas para trasladarse a Lurín, nombran representantes para la ceremonia. La señora Echáurren de Errázuriz se hace representar por el General Baquedano, la señora Ross de Edwards por el señor Eulogio Altamirano, don Francisco Varela por el señor don Eusebio Lillo, don Benjamín Vicuña y señora por don Estanislao del Canto, y la señora de Lagos por su señor marido.

El 9 de enero de 1881 se realiza la ceremonia de devolución del estandarte perdido. A las 9 A.M. forma el 2º de Línea en batalla, frente al cuartel general en San Pedro de Lurín. Siguen a retaguardia destacamentos de todos los cuerpos del ejército y a uno y otro lado del altar portátil del capellán don Esteban Vivanco, gran número de jefes y oficiales francos.

El capellán Vivanco termina la misa, bendice el estandarte y sin despojarse de las vestiduras de ceremonia, toma la reliquia en la diestra y dirige al regimiento la siguiente alocución:

“Permitidme, señor general, que antes de entregaros este glorioso estandarte, lo estreche sobre mi corazón y calme un tanto las emociones que me produce la suerte de haberlo colocado de nuevo sobre el altar sagrado y de implorar para él las bendiciones del Dios de los ejércitos. Permitidme que lo abrace en mi nombre y el de mis compañeros de trabajo y en el de mis hermanos de ministerio en Chile y sobre todo, en el de un venerable anciano que desde los márgenes del Bio Bio contempla y sigue con sincera simpatía hasta los más pequeños incidentes de esta guerra colosal. A un obispo chileno que rodeado de su cristiana y solícita grey, medita y ora por el feliz éxito de esta contienda.

Este estandarte ha sido profanado por las manos sacrílegas de nuestros enemigos; pero de ninguna manera humillado o rendido. Bien lo sabéis, general; en la gloriosa, aunque desgraciada batalla de Tarapacá, los héroes que defendían con esta insignia la honra de la república, cayeron agobiados por el número, hacinados a su alrededor y los enemigos no pudieron gloriarse de poseer tan preciosa reliquia, sino despedazando cadáveres y destrozando músculos ya sin vida.
General Pedro Lagos Marchant,
 padrino y representante de su
 señora en la ceremonia.
 (colección del autor).

Hoy, nuestra madre iglesia reconcilia este estandarte e implora del cielo un nuevo esplendor que no se borrará jamás, para que así, general, lo entreguéis a los vengadores del ultraje.

Señores jefes, oficiales y soldados del 2º de Línea, vais a recibir por segunda vez vuestro querido estandarte; las bendiciones del cielo han caído sobre él y lo vais a recibir de las manos del simpático y valiente general que ha venido conduciendo nuestras huestes a la victoria.

Ramírez, Vivar y toda su pléyade de bravos que perecieron gloriosamente bajo la sombra de esta insignia, contemplarán vuestra actitud en el combate desde la mansión sublime de la inmortalidad. ¡Mengua eterna si olvidáis sus nombres! ¡Gloria infinita si imitáis su ejemplo!”

Eulogio Altamirano, representante de la señora Ross de Edwards,
 dirige un patriótico discurso a la concurrencia desde las escalinatas
 de la hacienda de San Pedro de Lurín, 9 de enero de 1881.
 (álbum de Bisama Cuevas).


 El General Baquedano, con el estandarte en la diestra, llama al comandante Del Canto, le hace subir la escalera hasta el corredor en que se encuentra rodeado de los altos jefes y funcionarios del ejército y con voz vibrante se expresa así:

“Señor comandante, en nombre del supremo gobierno de Chile y en nombre también, de toda la nación, os entrego este estandarte, que es el emblema de la patria; vos, los señores jefes y oficiales y todo el regimiento 2º de Línea que comandáis, me responderán de esta sagrada insignia”.

El comandante Del Canto, recibiendo el estandarte, contesta en los siguientes términos:


El regimiento 2° de Línea formado por compañías 
ante la hacienda de San Pedro de Lurín, Perú. 
Al frente del segundo batallón, se aprecia la 
escolta del estandarte y el Subteniente abanderado
 Moisés Filomeno Barahona Romero, hermano de
 Telésforo (gentileza Museo Histórico y Militar).
“Mi general, bien conocemos todos los del regimiento 2º de Línea los deberes que tenemos para custodiar nuestra bandera; tenemos vivo el heroico ejemplo que nos han legado los comandantes Ramírez y Vivar, los oficiales y tropa sacrificados en Tarapacá, en defensa de este precioso emblema; si por desgracia se volviera a perder, no lo busquéis en poder del enemigo, sino que haréis remover en el campo de batalla el más alto hacinamiento de cadáveres del 2º de Línea y en su base encontraréis el estandarte cubierto con los defensores”. Y volviéndose al regimiento, grita: “Señores jefes, oficiales y tropa, ¿prometéis defender esta bandera, insignia sagrada de la patria?”.

“Si, prometemos” – contesta el regimiento.

“Pues bien, señores del regimiento, en prueba de que así juramos, ¡Viva Chile!”.

El Subteniente abanderado Moisés Filomeno Barahona Romero,
 formado con su escolta. Cabe destacar que los escoltas son todos
 clases o soldados distinguidos (veteranos) que se pueden reconocer
 por el brazalete blanco a la altura del codo en el brazo izquierdo. 
Del estandarte se aprecia la moharra tipo alabarda, la bufanda,
 los cordones con borlas, el paño,y el nuevo tahalí de largo fijo
 con adornos de hojas intercaladas con estrellas.
 (detalle: infografía colección del autor).

Un viva a Chile unísono, ensordecedor, cuyo eco fue tañendo de cerro en cerro, hasta perderse en la distancia, truena el espacio, lanzado por el 2º de Línea, los piquetes asistentes y la enorme concurrencia presente a la ceremonia.

El comandante Del Canto pone el terciado y coloca el regatón del asta de la bandera en la cuja al Subteniente Filomeno Barahona, hermano del abanderado que rindió la vida empuñando a dos manos el asta, en Tarapacá. La nueva escolta, porque la antigua se acabó en la batalla de Tarapacá, pasea el estandarte frente al regimiento, que presenta armas, mientras la banda tocaba la marcha triunfal de Yone.

 Una vez que la escolta toma su colocación, los señores Eulogio Altamirano, Isidoro Errázuriz y Máximo R. Lira, dirigen a la concurrencia brillantes y patrióticos discursos, cuya elocuencia conmueve profundamente a los presentes. Terminada la ceremonia, el 2º de Línea se dirige a su campamento, a los acordes del Himno de Yungay, escoltado por los destacamentos de los demás cuerpos.

Componen la nueva escolta del estandarte, los sargentos José Dolores González, Justo Urrutia, Cipriano Robles; y los cabos Tiburcio Torres, Juan de la Cruz Oses, Justo Pérez, Aniceto Muñoz y Pascual Reyes. Todos son antiguos segundos; marchan orgullosos y radiantes, aunque saben que van condenados a muerte.

Así, durante la batalla de Chorrillos (13-01-1881), la bandera del regimiento recibió tres balazos más, llegando a la cifra de 31 impactos en total. La original sólo presenta 20 impactos bordados con hilo metálico en forma de estrella según el Museo Histórico Nacional; la diferencia pueden haber sido impactos en el asta (en el diario El Nuevo Ferrocarril del 18 de diciembre de 1879, se indica textualmente sobre la batalla de Tarapacá que “...asombraba un diluvio de balas [que caían sobre la insignia y abanderado]. Una de estas le rompe el asta del estandarte...”), bufanda y otros elementos constitutivos de la insignia. No se descartan impactos dobles, una perforación para dos impactos.

 Para la Guerra Civil de 1891, estuvo presente en la batalla de Placilla, donde fue capturado nuevamente; en este caso por las tropas congresistas en el campo de batalla.

- Portaestandartes.

Como todos los abanderados de los cuerpos de las tres armas, el oficial portaestandarte siempre estaba encuadrado o adjunto a la plana mayor de la unidad. Siendo el primer portaestandarte, que inicia en la guerra, el Subteniente Gabriel N. Aravena, en junio de 1879; continuando en agosto de 1879, el Subteniente Bartolomé Telésforo Barahona Romero, muriendo en la batalla de Tarapacá, defendiéndolo. Ocupa el puesto vacante, en febrero de 1880, el Subteniente Tomás Valverde. Para diciembre de 1880, asume el mando el Subteniente Moisés Filomeno Barahona Romero, hermano de Bartolomé; quien recibe el estandarte recuperado, en una ceremonia en la hacienda de Lurín el 9 de enero de 1881. Para fines de enero, en el Callao, es portaestandarte el Subteniente Aurelio Rojas. El Subteniente Carlos Marks toma la enseña en octubre de 1881; pasándola en junio de 1882, al Subteniente Juan Agustín Galleguillos.


 - Descripción.

Sus dimensiones principales son 150 cm de largo y ancho; y su estrella de cinco puntas central está inscrita en un círculo de 81 cm de diámetro.

Paño original dañado del estandarte, batiente derecha, ricamente bordado en Francia. Se aprecia la estrella prismática de plata central, provista de lentejuelas de plata, artísticamente bordadas al perímetro y aristas de la estrella; sobre ella, la letra versalilla bordada en hilo de oro, con la identidad del cuerpo a que pertenece. Complementan el paño, las acciones de guerra en que ha participado esta gloriosa insignia, rodeadas de ramas de laureles u olivos entrecruzados, enlazados. Adicionalmente, las perforaciones por balas han sido destacadas en la tela, cosiendo estrellas, como lauros (gentileza Museo Histórico Nacional).

El estandarte es de tafetán rojo, ricamente recamado de oro y franjeado por cordones y flecos del mismo material. La estrella está girada 45º apuntando al ángulo superior izquierdo, es de bordados de plata con una franja perimetral, con líneas que se prolongan hasta su centro, para dar la forma prismática característica de esta época; lo que se repite en ambas caras de la bandera. Otra característica importante son los flecos de 10 cm por tres costados del cuadro, recortados en ondas (dentada o tipo sierra) y las cinco amarras para el asta. Sobre el ángulo superior izquierdo y alrededor de la estrella, figura en ambas caras en letras de oro la leyenda “BATALLON 2º DE LINEA”. La batiente izquierda sólo presenta la estrella con la leyenda ya indicada.




El estandarte estaba compuesto por la moharra en forma de alabarda (hacha, pica y gancho), donde en su centro llevaba el número del cuerpo (en este caso un 2); el asta de madera negra con regatón, el paño, la bufanda, los cordones con borlas y el tahalí con cuja.

Detalle de impactos de bala cercanos al enastado o
 asta de madera en la batiente derecha, cosidos con 
estrellas. (gentileza Museo Histórico Nacional)
Actualmente el paño se encuentra bajo custodia del Museo Histórico Nacional, N° de registro 3-32655, N° de inventario B-86-079, bandeja 4 MW, a cargo del departamento de textiles; además, el catálogo del Museo Militar de Chile de 1909, en el N° 13 (c) consigna “un lazo de seda perteneciente al mismo cuerpo” (bufanda, actualmente bajo custodia del Museo Histórico Nacional, N° de registro 3-29859 y N° de inventario 2005-032), en el N° 13 (d) “un terciado bordado” y en el N° 13 (e) “una asta de la misma bandera”. Esta asta estuvo guardada en las bodegas del Museo Histórico Nacional, tras lo cual se perdió su rastro hasta la actualidad. En el presente, existe una moharra (tipo alabarda) en bodegas de la Escuela Militar, N° de registro 3-33849 y N° de inventario 1139.

 
- Parches o premios.

Alrededor de la estrella central está toda la gloria del estandarte, que se cifra en ocho premios colocados sobre él en la batiente derecha. Son estas ocho leyendas de oro entre laureles u olivos del mismo metal, que recuerdan otras tantas victorias obtenidas por el cuerpo, en líneas que descienden al interior del laurel. Las cinco primeras entre las puntas de la estrella.
Detalle de dos parches de acciones de guerra en que el 2° de Línea participó;
 no necesariamente el estandarte estuvo en el campo de batalla. 
Estos parches se pusieron normalmente después de la guerra, 
en tiempos de paz, para conmemorar las acciones bélicas
 y la gloria del cuerpo, entre ramas de laurel u olivo.
 (gentileza Museo Histórico Nacional).



Dice la primera “Calama, 23, Marzo, 1879”.

La segunda “Pisagua, 2, de, Novi, 1879”.

La tercera “Sn Francisco, 19, de, Novi, 1879”.

La cuarta “Tarapacá, 27, de, Novi, 1879”.

La quinta “Ángeles, 22, de, Marzo, 1880”.

En la esquina superior izquierda, la sexta “Tacna, 26, de, Mayo, 1880”.


Bufanda o lazo de seda tricolor que iba amarrado a la cuba de la moharra.
    Normalmente ambos extremos llevaban flecos de oro, además del anagrama RCH
 (República de Chile) entre una rama de encina y una trinitaria enlazadas, 
con hilo de oro. El mostrado corresponde al “Tacna” 2° de Línea.
 (gentileza Museo Histórico Nacional).





En la punta inferior de la estrella central, la séptima “Chorrillos, 13, de, Enero, 1881”.

En la punta derecha de la estrella central, la octava “Miraflores, 15, de, Enero, 1881”.



 PATRICIO GREVE MÖLLER
 Investigador Histórico-Militar

viernes, 15 de septiembre de 2017

UNIFORMOLOGIA IV: Soldado del Batallón “Loa” 3° de Línea, Bolivia, año 1880. Por Patricio Greve Möller.


          Cabo 2° en posición de disparo, con pierna al suelo, durante la batalla   
  de Tacna  o “Alto de la Alianza”. Carga terciada una talega de munición   
  con 80 tiros. Viste los colores de su cuerpo durante la batalla, con manta   
 a la cintura, cantimplora de lata, bolso de tela y zapatos negros.   
El clase ha tomado un fusil peruano caído para responder el fuego.   
 (ilustración de Patricio Greve Moller y Claudio Fernández).   

Unidad de infantería creada a partir de la disuelta Columna de infantería de la Guardia Nacional “Loa” en 1880, la cual, tras su regreso a la ciudad de Arica el 18 de diciembre de 1879, es reformada hasta sus bases en una nueva reorganización del ejército boliviano.

Como estaba vacante el puesto de la tercera unidad de línea boliviana, por la dispersión del anterior cuerpo tras la batalla de San Francisco (o Dolores) el 19 de noviembre de 1879, y viendo el alto mando el aguerrido desempeño de la Columna “Loa” durante la primera campaña del sur, decide hacer recaer sobre este cuerpo el nuevo puesto conocido como de “los verdes”, en la tercera unidad de línea de Bolivia.

Unido a los cuadros de la I división del coronel Miguel Castro Pinto, presenta al 15 de mayo unos 359 hombres en sus cuadros; con los cuales se presenta a la batalla de Tacna el 26 de mayo de 1880; donde es definitivamente destruido en combate.
                    Réplica de chaqueta o blusa verde, con sus vivos rojos 
característicos usada por el batallón “Loa” 3° de Línea.
 (Museo del Litoral Boliviano, La Paz, Bolivia).

En el periodo de su reorganización, según las memorias de Manuel P. Claros (día 21 de diciembre de 1879), viste de uniforme “…pantalones de toda clase; así como sus pensacolas (chaquetas) eran variadas, con rifles Chassepot…”. Esto era producto aún del uso de sus antiguos uniformes de la ex Columna “Loa”, los que pronto serán cambiados por los nuevos uniformes “verdes”. Dentro de esta transición no fue raro verlos con ropa de civil.

Poco a poco les fueron suministrados los elementos de campaña necesarios, como las imprescindibles cantimploras, de las cuales estaban desprovistos aún al 19 de febrero de 1880.
      Soldados del batallón “Loa” 3° de Línea fotografiados con su uniforme
 de campaña. Resalta el cobertor con cubrenuca blanco del morrión, 
y las bufandas blancas anudada al cuello y alrededor de él. 
Interesante también es el maletín porta munición de cuero café
 (Colección particular).



El cronista-soldado Manuel P. Claros aclara que al 1° de mayo de 1880, ya “…los soldados tenían por uniforme pantalón azul, chaqueta verde…”. Poco antes del combate reciben una talega de balas como equipo final de batalla. En la batalla de Tacna combaten con el fusil francés Chassepot modelo 1866, reformado en 1872 por el ejército peruano, más conocido como fusil peruano o Castañón, por el nombre de su reformador. Posee un calibre de 11 mm y un alcance de 1.200 metros.


PATRICIO GREVE MÖLLER
Investigador Histórico-Militar.